1.9.15



La amistad es un tesoro, que se regala incondicionalmente a veces desde la infancia, otras las vamos añadiendo a la maleta de la vida. Los amigos nos regalan abrazos sin brazos y risas cuando saben que hemos tocado fondo. Cantan nuestras canciones aun cuando nosotros nos hemos olvidado de la letra y se sientan al borde del camino para enjuagar nuestras lagrimas y ayudarnos a seguir. Sienten nuestros pesares y se alegran con nuestra dicha. Los amigos son el mejor regalo de la vida porque el amor llega y quema todo a su paso pero al extinguirse el fuego, solo queda un campo lleno de cenizas y es ahí donde los amigos con tus lágrimas hacen florecer las primeras ramas verdes de los pinos y te empujan a buscar las verdes colinas donde siempre es verde y brilla el sol. Porque los amigos verdaderos son los que vienen a compartir nuestra felicidad cuando se les ruega. Y nuestra desgracia sin ser llamados.

El tiempo no espera por nadie.

Trabaja como sino necesitaras dinero, ama como si no te hubieran herido y baila como si nadie te estuviese viendo. No hay mejor momento para la felicidad que éste. 

Somos fanáticos de lo prohibido

Todos queremos lo que no se puede..

Solo se me ocurre cometer pecados contigo


Me preocupa la gente que dice que anda buscando el amor, como si el amor estuviera por ahí listo y terminado. Como si existiera un amor enlatado, un producto diseñado que eliges en algún escaparate. Se han creído el cuento del amor prefabricado que nos venden en las películas de domingo en la noche o que nos cantan en la radio. Uno no busca el amor, lo construye. 
Hay momentos en la vida en los que no nos damos cuenta del daño que podemos hacer a otras personas con cada uno de nuestros actos, palabras o silencios. A veces hay momentos en la vida en que es mejor cerrar los ojos y mirar para otro lado, al horizonte, sobre un acantilado y dejarse caer al abismo.. 

He besado más botellas de licor que hombres.

Y honestamente, un dolor de cabeza duele mucho menos que el de un corazón roto.

No puedes evitar que los problemas golpeen a tu puerta.

Pero no hay necesidad de ofrecerles una silla.
Siéntate a contemplar un atardecer. Cierra los ojos y siente la brisa del mar acariciándote el alma. Piensa en los que ya no están, en los que se fueron, en los que vinieron para irse y en los que llegaron para quedarse. Disfruta del recorrido, no te ancles. Respira y siente que estás tú, que tú eres lo que de verdad importa. Que lo que has hecho, ha dejado su huella, y que lo que harás será tan maravilloso como tú quieras que sea. 

A mi ninguna distancia me va a prohibir que te adore con toda mi alma.