Sin que te des cuenta, en esta vida te van sucediendo cosas, acontecimientos a los que no te esperas que puedas llegar a pasar por ellos, hasta que cuando menos te lo esperas, te sucede. Quizás hay que soportar sin dejar de avanzar. Así es cómo se gana. Hay cosas, sentimientos e historias que te marcan. Pero sobretodo, las personas. Personas con las que compartimos grandes momentos, grandes tardes, noches, mañanas, o tal vez momentos que nunca han pasado y que desearíamos con todas nuestras fuerzas que sucedan. Seríamos capaces de dar un trocito de cielo para vivir esos momentos. Y por aquellas personas somos capaces de todo, haces lo que sea porque vuelva y hay gente que te lo impide, aveces hasta tu propio orgullo, no te deja traerlo a tu vida. Pero a pesar de eso hay que luchar por lo que más quieres y no parar hasta conseguir ese objetivo, sí, el objetivo de conseguirlo, y no hay mayor fuerza de voluntad que el amor propio. En la vida aprendemos a vivir a base de grandes personas, esas que nos hacen fuerte día a día.
¿Y sabéis? Aunque esa persona no haya sido de gran ayuda en tu vida, le quieres y lo necesitas por que quizás no estén en tu historia, pero están en un lugar que es el más valioso de tu ser, y es tu corazón y de ahí nada ni nadie será capaz de arrebatártelo.
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