No lo ves. No lo entiendes. No son celos. No soy bipolar. No he dejado
de quererte. Ni mucho menos. Pero aveces, cuando me pongo borde, te
quito la mirada, me pongo a mirar al infinito y no digo nada, no es
porque algo me haya disgustado. Es por la necesidad de asegurarme de que
te tengo. Es por el miedo a perderte. Es para que me abraces por atrás y
me digas
"sonríe pequeña, no sabes cuanto te quiero".
No hay comentarios:
Publicar un comentario