24.1.18

21.1.18

No más.

Voy a dejar de amargarme la vida. Porque lo que las palabras hacen, los hechos lo deshacen. Porque lo que la lluvia moja, el sol lo seca. Y porque las heridas que me hacen, me las se curar yo sola.
Todo estará bien. Verás que el tiempo pondrá a todo y a todos en su lugar. Aunque ahora creas que no hay salida, aunque ahora creas que esto no tendrá fin, aunque sientas que te estás muriendo poco a poco, porque no veas como duele. Quiero decirte que nada es para siempre, y cuando menos te lo esperes, volverás a sonreír.

17.1.18

" Y juré que iba a esquivar todas las balas por ti, pero no conté con que fueras tú el que iba a dispararme, y no la esquivé."

4.1.18

Me estas matando tan lento..

No dijimos nada. Porque los dos sabíamos, que aunque teóricamente acabara y aún en camas distintas, lejos, solos, siempre dormirías conmigo.

Dinamita en los ojos.

¿Recuerdas la primera vez que se puso una camiseta tuya para andar descalza por tu casa?
 Fue la mañana de un domingo de resaca, claro que lo recuerdas. Ese domingo floreció la primavera y saliste a ver las flores de su mano. Nunca has vuelto a comprar una camiseta sin acordarte de ella, de cómo quedaría en su clavícula, de cómo le arrancarías los botones cualquier madrugada inoportuna para comprobar que ella era el mejor traje del mundo.
"Eres un cobarde" lo repites al espejo cuando acabas de probártela. Un cobarde es lo que eres. Porque ella ya no está, ni su pecho caliente en tus camisetas. Ella ya no está porque tú así lo quisiste, porque escondías demasiado miedo en los bolsillos y ella no quiso vivir temerosa. Se quería tanto a si misma que no tuviste que repetírselo dos veces, se vistió y se fue. Dejó encima de la cama tu camiseta y se apagó el sol de abril. "Eres un niño asustado y perdido" y cerró la puerta. "Ayúdame a crecer" pero ella ya no estaba, nunca te escuchó, nunca volviste a saber de ella, nunca tuviste valor para llamarla y decirle que por ella y con ella te harías valiente. Su cuerpo quedaba bien en tus camisetas, su pelo quedaba bien en tu almohada, su inteligencia quedaba bien en tus ojos, su carácter le quedaba bien a tu soberbia. Pero qué estoy diciendo, es que ella, por si misma, le queda bien a la vida. Es tan libre, tan salvaje, tan de verdad que temiste no estar jamás a la altura. Y por eso mismo la perdiste, y ahora tienes que continuar sabiendo que la vida te ofreció la mejor oportunidad del mundo y fuiste el niño tonto que no supo aprovecharla. Que es cierto que para el resto del mundo la historia se quedó en un domingo de resaca, pero que tú no has vuelto a arrancar ninguna hoja del calendario porque se te paró la vida el día que te dijo adiós. "Me llevo esta" y cuelgas otra camisa sin estrenar en el armario, por si ella algún día vuelve a estar descalza por tu casa todos los domingos que te queden. Pero ella no va a volver, porque si hubieras dejado atrás al niño, serías tú quien la buscaría en lugar de esperar inútilmente.